El cerebro humano tiene la capacidad de separar los olores que ingresan por cada fosa nasal, de manera similar a un canal estéreo de audio. Según una investigación publicada en Current Biology, esta habilidad de distinguir los “canales de olores” ayuda a que la corteza piriforme, responsable de recibir la información sensorial de la nariz, pueda identificar con mayor precisión la fuente.
A través de décadas de investigación, los biólogos han podido revelar el esquema de la decodificación de un olor. Los compuestos químicos en forma de gases (moléculas odorantes) ingresan por la nariz y son detectados por los receptores olfatorios en la mucosa nasal. Una vez allí, las neuronas sensitivas olfatorias se encargan de transformar la información en impulsos eléctricos que el cerebro puede interpretar. Gracias a este mecanismo el cerebro sabe, entre otras cosas, si un alimento está o no en buen estado.
¿Qué es un olor?: la química que se transforma en electricidad
Por mucho tiempo los biólogos habían creído que la codificación de la información del sistema olfativo funcionaba de manera integral. En otras palabras, se pensaba que las moléculas odorantes ingresaban por ambas fosas nasales, pero el cerebro solo podía interpretar una única fuente. Sin embargo, el reciente estudio liderado por científicos del Departamento de Neurología de la Universidad de Pensilvania demostró que cada fosa nasal envía una señal independiente al cerebro.
Para llevar a cabo esta investigación, los científicos aprovecharon una serie de cirugías y exploraciones cerebrales que coincidían con el tiempo de su estudio. Reclutaron a personas con epilepsia que se someterían a una intervención quirúrgica para identificar las áreas de su cerebro responsables de las convulsiones. Durante la cirugía, los pacientes estarían despiertos y tendrían electrodos conectados a sus cabezas para monitorear la actividad cerebral. Esto representaba una oportunidad única.
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Sinergia entre las dos señales de las fosas nasales
En la sala de operaciones, los sujetos de prueba recibieron muestras para oler en una o ambas fosas nasales. Los investigadores anotaron los resultados que a arrojaron los electrodos. El cerebro de los pacientes registró los olores en ambas entradas, pero las secciones neuronales más cercanas al olor reaccionaron primero. Según el artículo, la parte de la corteza piriforme más próxima a la entrada de información respondió 480 milisegundos más rápido que la parte más alejada.
Por otro lado, cuando el olor llegó directamente a ambas fosas nasales, el cerebro reconoció la información más eficientemente. El informe propone que la capacidad de distinguir la información olfativa "en estéreo" hace que las fosas nasales trabajen en sinergia para mejorar el reconocimiento del entorno. Este mecanismo es similar al del sentido del oído, que compara las ondas que llegan tanto desde el lado derecho como del izquierdo para localizar la fuente del sonido. En las pruebas, los pacientes no pudieron distinguir cuál fosa nasal recibió los vapores, pero el cerebro sabe que hay dos representaciones distintas de la misma fuente.
“Estos hallazgos revelan que la corteza piriforme mantiene representaciones distintas de la entrada de olores desde cada fosa nasal a través de la segregación temporal, destacando un esquema de codificación olfativa a nivel cortical que puede analizar la información del olor a través de las fosas nasales en el transcurso de una sola inhalación”, puntualiza el reporte.
Los humanos no siempre huelen con ambas fosas al mismo tiempo. El ciclo nasal es el mecanismo fisiológico del cuerpo que se encarga de alternar la congestión y despeje de las fosas nasales a lo largo del día. Los seres humanos respiran a través de una fosa nasal o de ambas, según lo que sea necesario, para regular el flujo de aire y mantener la humedad y temperatura adecuadas dentro de la nariz.
